domingo, 23 de mayo de 2010

La evolución del alma


Un Alma es una conciencia en proceso de despertar de su individualidad, en proceso de integración de luz, de partículas, en proceso de integración de los “quantas de luz” que irán conformando sus propios cuerpos de luz individualizada.
Las almas en su inicio de evolución son almas grupo, y al participar en los diferentes reinos de la naturaleza, aprenden de la sabiduría contenida en los propios organismos.
Experimentan de este modo la forma y los mecanismos de cómo, se transforma la energía y materia, y a la vez participan unidos en la conciencia del Logos del planeta, el Cristos del Planeta, del cual reciben todas sus indicaciones y directrices sobre el trabajo que deben realizar en el cuerpo vivo de la superficie del planeta.

Podemos decir que hay diferentes tipos de almas que inician su evolución, y éstos corresponden a diferentes tipos de evolución.
Una es la evolución de los elementales de la naturaleza.
Estas son partículas vivientes del organismo planetario, los encargados de plasmar todas las transformaciones a través de los elementos que precisa el organismo planetario.
Tenemos la evolución de las almas grupo que trabajarán sobre los organismos del reino vegetal en su primera fase de evolución, las cuales aprenderán la alquimia de la luz, de la materia, de la energía para generar Vida, los procesos de integración y desintegración de las sustancias en el interior de las células, los procesos de fotosíntesis; es decir, todo lo que significa aprender el funcionamiento de las Leys del Universo y los ritmos de la Naturaleza plasmados en una célula y en un organismo.
Tenemos diferentes tipos de almas grupo, al igual que tenemos diferentes especies de plantas, y ellas van pasando de un nivel de evolución al otro cambiando también el tipo de organismo vegetal en el que van tomando cuerpo: unas veces serán plantas, otras árboles, otras veces será, plantas y árboles, con procesos de desarrollo instintivos.
No se puede decir que pasarán necesariamente de uno a otro y que tendrán que pasar por todos los tipos de plantas, sino que pasarán por distintos modelos de plantas, unos mas pequeños y otros mayores en su nivel de complejidad celular y organizativa.
Por eso, después de pasar por plantas, llegarán a ser árboles, y después plantas con instintos medio animales (plantas carnívoras).

Después las almas de las plantas no necesariamente tendrán que evolucionar como almas de animales.
Podrán a partir de un cierto nivel, elegir, en su libertad, entre varias líneas evolutivas y de desarrollo que existen en el universo.
Podemos decir que a partir del trabajo con las plantas, los seres individualizados aprenden a trabajar con la sabiduría contenida en los cuerpos de luz bioelectrónica, aprenden a comprender la respectiva integración y sintonía que se establece en los hologramas, los cuerpos de luz y las células de los organismos

Después tenemos las almas de los animales, las almas grupo que rigen el reino animal, divididas también según diferentes especies, diferentes niveles de desarrollo del instinto y de las capacidades sensoriales y cerebrales.
Ellas van evolucionando, pasando de niveles instintivos mas rudimentarios a niveles mas desarrollados en sus capacidades sensoriales y cerebrales, hasta llegar a los mamíferos que está en convivencia directa con el ser humano, y a través de esa convivencia despiertan su individualidad.
A pesar de que los animales no trabajen con una inteligencia racional, sí tienen una inteligencia sensitiva, pero ésta no está diseñada para que utilicen el lenguaje físico; sin embargo , se podrían comunicar perfectamente a través de la telepatía.
Especialmente, en vuestra realidad tienen animales muy sensitivos, como los gatos, los delfines, los perros.
Todos los mamíferos ya poseen un nivel de desarrollo sensitivo en su cerebro, que está desarrollado.
Se comunican a través del pensamiento, aunque sus impulsos sean instintivos y sus respuestas totalmente condicionadas; es una inteligencia primaria.
Muchos de estos animales son sensitivos; ven las luces, los auras, sienten los pensamientos mucho antes que el ser humano y con mayor rapidez que éste.
No perciben solamente los olores o la luz física, sino que tienen sentidos para percibir con el olfato las vibraciones, la armonía de la energía e incluso acontecimientos del pasado y del futuro.

Las almas de los animales, después de haber alcanzado su evolución como tales, también tienen opciones para seguir su camino evolutivo; no están determinadas ni a volver al planeta Tierra ni a reencarnar como seres humanos.
Existen siempre muchas opciones diferentes.
Los seres humanos que acompañan la evolución de estos reinos no son sus almas grupo, sino que se constituyen en hermanos espirituales, ayudando al desarrollo de todos los procesos de los reinos de la naturaleza y trabajando en ellos.
De esa forma van aprendiendo a comprender mejor sus cuerpos, cómo funcionan y como transformarlos.
En la etapa de la evolución en el reino animal aprenden sobre el instinto, sobre la parte sensorial, sobre la parte instintiva rudimentaria del cerebro y sus conexiones con todos los organismos de su cuerpo.
Se puede decir que ellos acompañan a estos procesos evolutivos a través de diferentes reinos intercambiando energías que tienen en exceso, asimilando partículas y energía que produce la naturaleza, aprendiendo cómo en la partícula se plasma la sabiduría contenida en sus hologramas; y a la vez, crean muchos de los procesos que los organismos de la Naturaleza generan y aprenden a reproducirlos.

Así, el ser humano es el constructor de su propio cuerpo, del cuerpo que va a plasmar en la materia, en su organismo físico cuando encarne en el grupo de seres primitivos que inician la evolución de las humanidades de los planetas.
Cada ser preparó sus cuerpos de luz bioelectrónica y trabajó en ellos, estudió la forma en la que se acoplaban a su holograma, los mecanismos de asimilación, integración, desintegración, y transformación de este organismo, para después plasmarlo para la forma mas adecuada para su evolución.
Es el organismo de luz el que después transforma la materia; es la genética contenida en ese organismo de luz la que después determina la culminación y la estructuración de los cromosomas y del organismo vivo que debe ser gestado en los cuerpos de los seres que serán madres.

En este sentido, podemos decir que acompañó y participó del reino mineral, conociendo como trabajan las fuerzas de la naturaleza, los diferentes elementos, los gnomos, las salamandras, los silfos, las ondinas.
Aprendió como trabajar con ellos en organismos vivos y como servirse de ellos en todas las transformaciones que precisaba para preparar sus cuerpos de luz bioelectrónica.
Aprendió en el reino de la naturaleza los procesos de la vida, la alquimia de la integración de la luz, de la energía, de todos los elementos que daban origen a las células, como transformarlas, conservarlas y generarlas.
Aprendió, en el reino animal, los mecanismos sensoriales instintivos, como utilizarlos y ampliarlos, como servirse de ellos para ser instrumentos automáticos de la conservación de los organismos de los seres inteligentes.
El instinto se transformó para él en la forma en que la sabiduría se iba plasmando de forma automática en la evolución de los organismos.
Al descubrir esos secretos, él descubrió la alquimia del desarrollo de su cerebro y el sistema neurosensorial tuvo que pasar para transformarse de un organismo primitivo, de un cerebro rudimentario, en un cerebro con las suficientes circunvalaciones cerebrales capaces de albergar una mente y la inteligencia y la capacidad creadora de los seres humanos.
Así cuando los antiguos homínidos tenían ya sus cuerpos en estado de transición para transformarse en lo que serían los hombres primitivos u homo sapiens, esos seres, ya con una conciencia totalmente individualizada, con una experiencia con los arquetipos preparados de sus cuerpos de luz bioelectrónica, comenzaron a plasmar en esos hombres primitivos genéticos de luz que posibilitarían la trasformación necesaria para un cerebro desarrollado, un cerebro capaz de desenvolver todas sus potencialidades creadoras, de aprender, de evolucionar, de comprender y de trabajar desde su centro de conciencia como un instrumento perfecto para el desarrollo de los seres humanos, de los seres inteligentes.

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